La alimentación de los gatos, como ya sabemos, es algo esencial para su óptimo desarrollo y para su salud. Pero no sólo en lo que respecta al tipo de comida que le vamos a dar, ni a la calidad, sino también, y es en lo que aquí nos vamos a concentrar, en lo que respecta a la cantidad.
Los gatos pueden tener diversas actitudes y manías en su comportamiento y hábitos, lo cual no tiene que ser malo necesariamente. Pero cuando estos comportamientos se convierten en obsesión o en demasiada afición por la comida sí que puede haber algún peligro.
Hay gatos que son muy activos, sobre todo cuando son más jóvenes, y que no paran quietos en casa, jugando, saltando, corriendo, escondiéndose… Esto les hará consumir un montón de energía, por lo que es normal que coman bastante y que la comida sea rica en aportes calóricos.
Pero ésta no es una razón suficiente para que te despreocupes de la alimentación y le dejes comer siempre que quiera todo lo que quiera. Es bueno controlar las cantidades de lo que come y, si ves que su apetito es casi insaciable, buscar un tipo de alimentación que no le provoque un aumento de peso.
La obesidad es un problema que afecta a muchos gatos domésticos, sobre todo a los de edad más avanzada. Estos gatos se suelen volver más remolones y perezosos, por lo que si apenas hacen ejercicio y siguen comiendo todo lo que comían antes, su peso subirá considerablemente.
Un gato gordito puede resultar muy mono y muy achuchable, pero nunca es sinónimo de salud. Los problemas que puede ocasionar la obesidad en los gatos van desde la diabetes, a la artritis o al hígado graso, además de muchos otros problemas más a largo plazo que pueden acortar su vida o reducir la calidad de ésta.
Si tu gato come en exceso, sobre todo para la cantidad de ejercicio que hace, y ves que aumenta de peso o que está obsesionado con acudir a su platito a llenar el buche, puedes tomar determinadas medidas para corregir su alimentación.
· No dejes que coma a su aire: Es decir, no rellenes su plato cada vez que lo vacíe, y establece unas horas en las que le repones su comida. Poco a poco, se acostumbrará a estos horarios y a la cantidad de comida disponible cada día.
· Limita los premios: Es cierto que de vez en cuando viene bien darle al gatito un pequeño complemento en la alimentación, con cosas que le gustan y que también le sirven como premio. Pero tal vez le estés dando demasiados premios y éstos no le resulten tan beneficiosos como piensas.
· Elige un pienso más sano: Tal vez el pienso que le estés dando le pueda resultar sabroso pero, a su vez, no sea el más conveniente para tu gato. Muchos piensos de gamas bajas contienen componentes poco saludables e incluso artificiales, que pueden potenciar el sabor pero, a la vez, favorecer la obesidad. Elige un pienso con ingredientes frescos y naturales, o busca alguno que esté especialmente indicado para gatos con exceso de peso.
· Consulta con un profesional: Siempre puedes acudir a un veterinario o a un nutricionista de gatos para que te asesore con la alimentación que le tienes que dar. A lo mejor el gato sufre de alguna patología que le impide metabolizar correctamente los alimentos, y su exceso de peso no se deba a la cantidad de comida o a la falta de ejercicio.