La alimentación es un aspecto muy importante en las clínicas veterinarias que, cada vez, le dan más importancia a la nutrición hospitalaria de los animales a los que tienen que tratar.
No obstante, no hay una política uniforme en cuanto a la alimentación que se le tiene que dar a una mascota en una clínica, ya que dependerá tanto de las condiciones en que se encuentre el animal, como de las propias normas y tendencias de éstas.
La nutrición de los animales que estén hospitalizados siempre tiene en cuenta, en primer término, las necesidades concretas de cada paciente en función de su estado físico. La mayoría de los perros y gatos hospitalizados pueden alimentarse de manera espontánea y, en muchas clínicas, se anima a que los propietarios lleven la comida que habitualmente coman, para que no haya un cambio en su dieta que le afecte en cualquier sentido.
Obviamente, siempre se atiende a que la alimentación pueda cubrir los requerimientos básicos nutricionales, más aún cuando el animal puede estar más debilitado por alguna lesión, enfermedad o cirugía. También se intenta que la comida resulte apetecible y de fácil digestibilidad, pero siempre cuidando el no sobrepasar los porcentajes de grasas que se le dan a la mascota, con el fin de no provocarle otros trastornos internos no deseados.
Hay casos en los que las mascotas no pueden alimentarse de manera espontánea o su estado de ánimo les hace rechazar la comida, con los riesgos que esto puede conllevar. En estos casos, en los que las mascotas pueden sufrir alguna carencia, la nutrición hospitalaria suele aplicar el método de nutrición enteral, que consiste en suministrar los nutrientes necesarios por sonda y, en los casos más delicados, la nutrición parenteral, por vía venosa, de manera más suave y menos prolongada que la anterior.
De todas maneras, y sea cual sea el caso, si tenemos a nuestro pequeño amigo ingresado en una clínica veterinaria tenemos que tratar, en la medida de lo posible, que su alimentación sea similar a la habitual, no sólo por evitar algún trastorno debido a cambios en la dieta y en la comida, sino también para que su adaptación a un entorno extraño y su recuperación sean lo más llevaderas.